ESTUDIO > 1

Del manuscrito al impreso

Jaime Moll
Universidad Complutense

 

En 1604, Miguel de Cervantes ha terminado el original del Quijote. Ante la interesada difusión de su creación, por supuesto por medio de la imprenta, al ser una obra demasiado extensa para su difusión manuscrita –como era habitual en la obra poética o en algunas obras cortas (recuérdense los Sueños de Quevedo)– se le plantea la necesidad de encontrar un editor. Aunque hubiese pensado en las palabras que pondrá en boca de don Quijote, en la visita a la imprenta barcelonesa, “este libro ¿imprímese por su cuenta o tiene ya vendido el privilegio a algún librero”, la disyuntiva tenía clara solución. (…)


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